Susana y los viejos


El relato no es precisamente actual. Se trata del capítulo 13 del Libro de Daniel, incluido en el Antiguo Testamento el cual a sido representado por múltiples pintores a lo largo de la historia, como Rembrandt en más de una ocasión. Nos cuenta que Susana como cada tarde, salió a pasear por el jardín de su marido cuando todos se habían retirado y ella podía quedarse a solas con la naturaleza. O eso es lo que pensaba. Dos ancianos la observaban todos los días, llegando a tal nivel de obsesión que empezaron a desearla hasta perder la cabeza. Y así fue, mientras Susana procedía a su aseo diario, fue sorprendida por dos ancianos que la espiaban desde unos arbustos. Los viejos hicieron proposiciones deshonestas a la hermosa mujer, amenazándola de muerte si no se plegaba a sus deseos. Susana no cedió al chantaje y fue acusada de adulterio por los ancianos y la condenaron a la lapidación. Pero al final, gracias a la revelación del profeta Daniel , los ancianos fueron ejecutados por su falsa acusación.

 

Por un largo tiempo se creyó que el cuadro que se encuentra actualmente en parador Molino Blanco era el cuadro perdido de Rembrandt. Después de varios años sin saber su origen, tras las dudas se realizó un análisis exahustibo cuyo resultado arrojo la presencia de pequeñas fibras de alpaca, cancelando la hipótesis del cuadro perdido de Rembrandt.