Cuenta la Historia
Cuando los 102 fundadores de Arequipa, resolvieron levantar una ciudad en lo que apenas era un racimo de pueblecitos indígenas, el Curaca de Arequipa, de nombre Ripacha; vivía junto al río, en las tierras que hoy ocupan la Universidad San Pablo y el Molino Blanco. Los españoles reconocieron la autoridad de Ripacha, le concedieron honores y obtuvieron del Rey de España un edicto real otorgándole título y privilegios.
A mediados del siglo XVII se construyó el que entonces se llamó el Molino de Ripacha.
El Molino Ripacha pasó a propiedad de las madres religiosas del Monasterio Santa Catalina. El nombre de Ripacha se perdió en la historia y la propiedad, pasó a llamarse el Molino de Santa Catalina.
En diciembre de 1979 las madrecillas firman la escritura al nuevo y actual propietario, quien, con la ayuda del arquitecto Raúl Morey refaccionó el Molino durante 1 año.
en pleno trabajo de restauración
El Molino se bautiza ante la ocurrencia de dos visitantes.
Mujica comentó entonces que en París él había conocido un célebre cabaret, mundialmente famoso: el Moulin Rouge, cuyo espectáculo era inolvidable.
A lo cual Felipe Benavides respondió de inmediato:
–Entonces, éste molino debería llamarse el Moulin Blanc…
La ocurrencia fue celebrada y yo prometí a mis visitantes que se llamaría Molino Blanco en cuanto la obra estuviera terminada.
Completada la restauración
El Molino Blanco se convirtió en el pequeño hotelito, el equivalente a un hotel de cinco estrellas en su época.
El Molino fue amoblado con severidad castellana y confort contemporáneo, dotado de servicios y comodidades modernos, atención personalizada de una casa propia, la realización total y perfecta de un sueño romántico.